El auge y la caída del Washington Public Power Supply System (WPPSS)
El Washington Public Power Supply System (WPPSS), también conocido como "Whoops", se formó en la década de 1950 para suministrar energía eléctrica al Noroeste del Pacífico. Emprendió un plan para construir cinco plantas nucleares financiadas con bonos. Sin embargo, afrontó problemas como sobrecostes, mala gestión y preocupaciones de seguridad, lo que llevó al impago de bonos municipales por $2.25 mil millones en la década de 1980.
Conceptos básicos
En la década de 1950 se estableció el Washington Public Power Supply System con una misión noble: asegurar una fuente estable de energía eléctrica para el Noroeste del Pacífico. La iniciativa comenzó con la construcción de la presa Packwood Lake, que, desafortunadamente, sufrió importantes retrasos, ofreciendo una señal temprana de los desafíos que acosarían al WPPSS en los años siguientes.
WPPSS y la visión de energía limpia
Los años 60 trajeron un aumento del interés por la energía nuclear limpia y asequible. El WPPSS, coloquialmente conocido como "Whoops", identificó una oportunidad para satisfacer la creciente demanda energética de la región. Su visión fue crear un sistema de cinco plantas nucleares, financiadas mediante la emisión de bonos públicos y pagadas con los ingresos de la operación de las plantas. Como resultado, se emitieron bonos, poniendo en marcha un plan ambicioso.
Problemas en el núcleo
El ambicioso plan del WPPSS enfrentó una trifecta de desafíos:
- Sobrecostes: Los sobrecostes se convirtieron en un problema endémico, provocando enormes discrepancias presupuestarias. Un ejemplo flagrante de mala gestión fue el rediseño y reconstrucción constantes de un simple soporte para tuberías - una abrazadera para asegurar tuberías - que generó costes crecientes en cada iteración.
- Mala gestión: El WPPSS sufrió problemas de gestión. Los contratistas, acostumbrados a la ineficiencia gubernamental, cobraron de más y cumplieron poco en varios aspectos del proyecto. Esta ineficiencia provocó la necesidad de regulaciones de seguridad más estrictas a mitad de la construcción, tal como lo exigió la Comisión Reguladora Nuclear. Esto, a su vez, llevó a que importantes porciones de las instalaciones ya construidas fueran demolidas y rediseñadas, aumentando costes y retrasos.
- Preocupaciones por la seguridad pública: Las crecientes inquietudes de seguridad surgieron tras el incidente de Three Mile Island y otros desastres nucleares. Algunas ciudades comenzaron a boicotear la energía nuclear incluso antes de que las plantas del WPPSS estuvieran operativas, complicando aún más la ya grave situación.
El impago inminente
A principios de los años 80, solo una de las cinco plantas nucleares del WPPSS estaba cerca de completarse. Además, una reevaluación del impacto ambiental de la energía nuclear empañó su reputación como fuente limpia. Los sobrecostes habían alcanzado los asombrosos $24 mil millones, lo que hacía casi imposible recuperar los fondos con las ventas proyectadas. En consecuencia, se detuvo la construcción de todas las plantas, excepto la segunda, que estaba cerca de completarse.
A medida que la situación financiera empeoró, el WPPSS enfrentó un impago inevitable y demoledor. En la década de 1980, la organización se vio obligada a incumplir el pago de bonos municipales por $2.25 mil millones, provocando ondas de choque en los mercados financieros.
Una resolución agridulce
Aunque la segunda planta finalmente entró en operación en 1984, ofreció poco consuelo a los inversores. En Nochebuena de 1988 se llegó a un acuerdo que otorgó un retorno exiguo a los tenedores de bonos. Según los términos del acuerdo, los inversores recibieron apenas entre diez y cuarenta centavos por cada dólar invertido, marcando una conclusión amarga para el ambicioso, pero desafortunado, proyecto del WPPSS.
Conclusión
El Washington Public Power Supply System, también conocido humorísticamente como "Whoops", comenzó con la misión de proporcionar una fuente constante de energía eléctrica al Noroeste del Pacífico. Sin embargo, su ambicioso plan de construir cinco plantas nucleares financiadas con bonos se desmoronó bajo el peso de los sobrecostes, la mala gestión y las preocupaciones por la seguridad pública. El impago eventual de bonos municipales por $2.25 mil millones en la década de 1980 marcó una catástrofe financiera, y el posterior acuerdo ofreció poco consuelo a los inversores. La historia del WPPSS sirve como un recordatorio contundente de los peligros de la mala gestión y los proyectos demasiado ambiciosos en el ámbito de los servicios públicos e infraestructura.