La Ley de Reserva de Oro de 1934: Un panorama histórico
La Ley de Reserva de Oro de 1934 es un momento clave en la historia económica de EE. UU. Esta ley, promulgada por el presidente Franklin D. Roosevelt, tuvo efectos de gran alcance en el sistema monetario y el panorama económico del país. En esta exploración exhaustiva, profundizaremos en la importancia, el contexto histórico y las consecuencias de la Ley de Reserva de Oro de 1934.
Conceptos básicos
La Ley de Reserva de Oro de 1934, también conocida como la Gold Act, ordenó la transferencia de todo el oro y los certificados de oro en poder privado al Tesoro de los Estados Unidos. Esta medida abarcó el oro poseído por individuos, instituciones financieras y la Reserva Federal. Como resultado, las entidades privadas y los bancos ya no pudieron convertir dólares estadounidenses en oro.
Origen de la ley
La Ley de Reserva de Oro de 1934 representó la culminación de una serie de medidas de emergencia y leyes bancarias promulgadas durante los primeros 100 días de la presidencia de Franklin D. Roosevelt. Estas medidas se implementaron en respuesta a la crisis bancaria de 1933, que había sacudido gravemente la economía estadounidense.
- La crisis bancaria de 1933: En marzo y abril de 1933, el presidente Roosevelt declaró un feriado bancario nacional para detener una ola de retiradas masivas. Esta medida fue seguida por la aprobación de la Ley de Banca de Emergencia de 1933, que permitió a la Reserva Federal recapitalizar bancos en dificultades.
- Ley Glass-Steagall: En junio de ese mismo año, el Congreso aprobó la Banking Act de 1933, conocida comúnmente como la Ley Glass-Steagall. Esta legislación introdujo el seguro de depósitos y otras políticas destinadas a estabilizar el sistema bancario.
Orden Ejecutiva 6102
El presidente Roosevelt emitió la Orden Ejecutiva 6102 el 5 de abril de 1933, que fue un antecedente fundamental de la Ley de Reserva de Oro. Esta orden ejecutiva prohibió la acumulación de monedas de oro, lingotes de oro y certificados de oro en los Estados Unidos continentales. Se exigió a personas, empresas y bancos que entregaran sus tenencias de oro y certificados de oro a la Reserva Federal a cambio de $20.67 por onza troy. En consecuencia, la posesión o el comercio de oro por un valor superior a $100 se convirtió en un delito penal. Esto suspendió de facto el patrón oro que EE. UU. había mantenido desde el siglo XIX.
Transición del oro y precio fijo
La Ley de Reserva de Oro de 1934 culminó la transición del oro de moneda a mercancía. Exigió que la Reserva Federal, los particulares y las empresas entregaran todo el oro en su posesión por encima de un valor de $100 al gobierno de EE. UU. Además, la ley mandató el fundido de las monedas de oro en el Tesoro, que luego se transformaron en barras de oro. La legislación también estableció un nuevo peso fijo para el dólar: 15.715 granos de oro de nueve décimos de pureza. El precio nominal del oro se ajustó de $20.67 por onza troy a $35, lo que supuso un aumento sustancial en el valor de las reservas de oro del Tesoro por $2.81 mil millones. Este precio fijo del oro permaneció en vigor hasta 1971, cuando el presidente Richard Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro, transitando hacia un sistema de moneda fiduciaria.
Desafíos legales y casos ante la Corte Suprema
Aunque la Ley de Reserva de Oro de 1934 no sacó formalmente a EE. UU. del patrón oro, otorgó al gobierno un mayor control sobre la oferta monetaria interna. Asimismo, facultó al Tesoro para comprar oro en el mercado internacional con el fin de devaluar aún más el dólar en los mercados cambiarios.
Sin embargo, las acciones del presidente Roosevelt y del Congreso enfrentaron oposición y demandas legales. Varios casos llegaron ante la Corte Suprema de EE. UU. en 1935, impugnando la constitucionalidad de la requisición de oro doméstico por parte del gobierno. Entre los casos más destacados se encontraban:
- Perry v. United States
- Norman v. Baltimore & Ohio Railroad
- United States v. Bankers Trust Co.
- Nortz v. United States
Estos casos se centraron en la Quinta Enmienda de la Constitución, que prohíbe la expropiación de propiedad privada para uso público sin una justificación de compensación adecuada.
Pregunta central abordada por la Corte
En los dos primeros casos, la cuestión central que la Corte tuvo que resolver fue si el gobierno federal tenía la autoridad para regular los contratos con cláusulas del oro. En una ajustada decisión de cinco a cuatro, la Corte Suprema falló a favor del gobierno, afirmando que éste poseía autoridad amplia sobre la oferta monetaria, incluida la facultad para anular las cláusulas del oro en los contratos.
Cuestión de la compensación justa
Los dos últimos casos giraron en torno a la cuestión de la compensación justa. Los demandantes argumentaron que no habían recibido una compensación justa por su oro porque habían obtenido el precio más bajo de $20.67 por onza troy cuando el precio internacional había superado los $50. La Corte Suprema sostuvo que la compensación brindada a los demandantes fue justa, ya que se basó en el valor nominal de la moneda y no en el valor intrínseco del oro. La fundamentación legal de estas decisiones es compleja y se analiza en detalle en la obra de Kenneth W. Dam, "From the Gold Clause Cases to the Gold Commission: A Half-Century of American Monetary Law".
Conclusión
La Ley de Reserva de Oro de 1934 tuvo un impacto significativo en el sistema monetario estadounidense y en el enfoque del país hacia el oro. Esta legislación implicó la transferencia de oro en manos privadas al Tesoro de EE. UU. y el establecimiento de un precio fijo para el oro. Marcó un punto de inflexión en la historia económica nacional, aunque no abandonó formalmente el patrón oro. En su lugar, otorgó al gobierno un control ampliado sobre la oferta monetaria y dejó una influencia duradera en las políticas económicas del país.