Perspectiva histórica sobre la lucha OPEP vs EE. UU. por el control del precio del petróleo
El petróleo crudo, una mercancía vital y muy comerciada, ocupa un papel central en la economía global. En el panorama contemporáneo, la idea de que un solo país u organización controle los precios del petróleo en un mercado global tan líquido parece improbable. Sin embargo, el recorrido histórico de la dinámica de los precios del petróleo ha sido una permanente lucha entre dos actores clave: la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Estados Unidos. Esta narrativa explora las complejas dinámicas, los cambios históricos y la perspectiva futura de esta pugna por el control de los precios del petróleo.
Conceptos básicos
En 1960, surgió la OPEP con una misión clara: salvaguardar los intereses de los exportadores de crudo de Oriente Medio en un mercado que, hasta entonces, estaba dominado y controlado principalmente por Estados Unidos, el mayor consumidor y productor de petróleo de la época. La formación de la OPEP representó un cambio significativo en el equilibrio de poder de la industria petrolera mundial.
El embargo petrolero de la OPEP en 1973
La afirmación del creciente poder de la OPEP culminó en 1973, cuando los miembros árabes de la organización iniciaron un paralizante embargo petrolero. Este embargo tuvo como objetivo a Estados Unidos y a otras naciones que apoyaban a Israel en Occidente, evidenciando la influencia de la OPEP sobre los mercados petroleros. El embargo de 1973 marcó un punto álgido en la capacidad de la OPEP para manipular los precios del petróleo, especialmente cuando la producción doméstica de EE. UU. sufrió un pronunciado descenso.
El dominio de EE. UU.
En 1960, Estados Unidos era el mayor productor y consumidor mundial de petróleo crudo. Aunque ya importaba alrededor de un millón de barriles de crudo al día, esas importaciones se realizaban a precios fijados por las compañías petroleras dominantes de EE. UU., respaldadas por cuotas de importación.
EE. UU. había impuesto cuotas en 1959, limitando las importaciones a solo el 9% del consumo doméstico. Anteriormente, un consorcio de compañías petroleras estadounidenses había llegado a controlar la producción de crudo de Irán tras un golpe respaldado por Occidente.
No obstante, en la década de 1970 se produjo un fuerte aumento del consumo en EE. UU., acompañado de una caída en la producción doméstica de crudo, lo que amplificó la influencia de las naciones exportadoras de petróleo, destacando la OPEP. Las imágenes de largas colas en las estaciones de servicio estadounidenses durante el embargo de 1973-1974 consolidaron a la OPEP como un adversario formidable ante la opinión pública norteamericana.
La crisis energética de los años 70
El aumento de los precios del petróleo durante los años 70 impulsó medidas de ahorro energético y mayores esfuerzos de exploración. Aunque esto buscaba reducir la dependencia del petróleo extranjero, de forma inadvertida preparó el terreno para la crisis energética y la caída de la demanda de los años 80.
OPEP y el petróleo de esquisto de EE. UU.
El panorama energético estadounidense experimentó una transformación significativa a partir de 2011 con el rápido desarrollo de recursos de esquisto. Este resurgimiento de la producción doméstica llevó a una renovada rivalidad entre EE. UU. y la OPEP, que pasó a ser una competencia entre productores.
Cuando Arabia Saudí decidió aumentar su producción en 2014, provocando una caída de los precios del crudo, lo hizo con el objetivo explícito de contrarrestar las considerables ganancias de la producción de esquisto estadounidense.
A comienzos de los 2000 surgieron en el Congreso de EE. UU. una serie de propuestas legislativas destinadas a someter a la OPEP a las leyes antimonopolio estadounidenses como si fuera un cártel. Sin embargo, ninguna de esas propuestas llegó a convertirse en ley.
Formación y membresía de la OPEP
La OPEP, Organización de Países Exportadores de Petróleo, se estableció en 1960 por países en desarrollo que buscaban controlar su producción petrolera doméstica y la oferta global. Los cinco miembros fundadores fueron Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudí y Venezuela. Desde entonces ha habido incorporaciones y salidas, y en la actualidad la OPEP cuenta con 13 países miembros:
- Argelia
- Angola
- Congo
- Guinea Ecuatorial
- Gabón
- Irán
- Irak
- Kuwait
- Libia
- Nigeria
- Arabia Saudí
- Emiratos Árabes Unidos
- Venezuela
Cada miembro de la OPEP tiene un voto, y se requiere el consentimiento unánime de todos los países miembros para cualquier decisión relacionada con la producción de petróleo. Los nuevos miembros pueden ser admitidos con la aprobación de tres cuartas partes de la membresía, incluyendo a todas las naciones fundadoras.
La dominancia de Arabia Saudí
En la práctica, Arabia Saudí ha ejercido históricamente una influencia significativa en la toma de decisiones de la OPEP. Esto se debe principalmente a que Arabia Saudí es el principal productor y exportador dentro de la organización, con una participación sustancial en la capacidad de producción disponible. En 2021, Arabia Saudí representó un asombroso 34% de la producción de crudo de la OPEP, más del doble de la producción de Irak, el segundo mayor productor de la organización. La producción de crudo de la OPEP constituyó el 28% de la producción mundial de líquidos petrolíferos en enero de 2022.
Si bien todos los miembros de la OPEP se benefician de precios más altos debido a las cuotas de oferta impuestas por la organización, cada miembro también tiene el incentivo de exceder su cuota para maximizar sus ingresos petroleros. La magnitud de la producción saudí en comparación con la de otros miembros crea un incentivo adicional para que esos países suministren tanto crudo como el productor dominante esté dispuesto a tolerar. Esta dinámica ha provocado con frecuencia acusaciones de incumplimiento de cuotas, lo que socava la percepción de que la OPEP opera eficazmente como un cártel.
Cómo opera la OPEP
Por el estatuto de la organización, cada nación miembro tiene un voto y todos los acuerdos de oferta de petróleo entre los miembros requieren consentimiento unánime. En la práctica, la posición dominante de Arabia Saudí se ve reforzada por ser el mayor productor de la OPEP y el país con mayor capacidad de producción no utilizada. Los Estados miembros suelen suministrar más petróleo del que establecen sus cuotas asignadas.
A finales de 2016, la OPEP extendió su influencia coordinando la oferta de petróleo con 10 países no miembros, formando colectivamente la OPEP+. Los miembros no OPEP que se unieron a la OPEP+ incluyeron a Rusia, Kazajistán, Azerbaiyán, Malasia, México, Baréin, Brunéi, Omán, Sudán y Sudán del Sur. Al igual que en la OPEP, los acuerdos de oferta de la OPEP+ requieren consenso entre sus miembros.
Aunque la producción de crudo de Rusia rivaliza con la de Arabia Saudí, mantiene una capacidad de producción disponible significativamente menor. Incluso tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman reafirmó el compromiso de Arabia Saudí con la OPEP+.
Conclusión
La narrativa histórica de la batalla por el control de los precios del petróleo entre la OPEP y Estados Unidos es una historia de dinámicas cambiantes, influencia económica y política, y evolución del mercado. Ambas entidades han pasado por periodos de crecimiento y declive, mientras el panorama energético cambia constantemente. A corto plazo, la OPEP y los productores de esquisto estadounidenses continúan compitiendo por la cuota del mercado global, a pesar de sus modelos operativos distintos. De cara al futuro, es evidente que las dinámicas de la industria petrolera estarán influenciadas no solo por la capacidad de producción, sino también por los riesgos geopolíticos emergentes y la relación en evolución entre Estados Unidos y Arabia Saudí. En un mundo caracterizado por el aumento de la demanda energética en los países en desarrollo y el impacto continuo del cambio climático, la histórica rivalidad entre la OPEP y Estados Unidos sigue siendo un aspecto crucial del panorama energético mundial. En este viaje en constante cambio, la lucha por el control de los precios del petróleo continúa moldeando los destinos de las naciones y de la economía global.