¿Qué es la Ley de Asesores de Inversión de 1940?
Los asesores financieros están obligados a actuar en el mejor interés de sus clientes y cumplir el deber fiduciario según la Ley de Asesores de Inversión de 1940. Esta exige que los asesores ejerzan lealtad y diligencia hacia el cliente y revelen todos los hechos relevantes con la máxima buena fe. Para cumplir la Ley, los asesores de inversión deben aprobar un examen de aptitud y registrarse ante un organismo regulador.
Conceptos básicos
En 1940, Estados Unidos promulgó la Ley de Asesores de Inversión, una ley federal relevante que define y regula el papel de los asesores de inversión. La ley se vio influida en parte por un informe de 1935 al Congreso preparado por la Securities and Exchange Commission (SEC), que se centró en los fondos fiduciarios de inversión y las sociedades de inversión. Su propósito es supervisar a quienes brindan asesoramiento de inversión a fondos de pensiones, particulares e instituciones. La ley establece criterios para calificar como asesor de inversión y exige el registro ante autoridades estatales y federales para ofrecer dichos servicios.
La Ley de Asesores de Inversión de 1940: respuesta a crisis financieras
Las raíces de la Ley de Asesores de Inversión de 1940 se remontan a las devastadoras consecuencias del colapso bursátil de 1929 y la posterior Gran Depresión. En las décadas de 1930 y 1940 surgieron varias normativas financieras clave en respuesta a estas calamidades. Entre ellas estuvo la Securities Act de 1933, que buscaba aportar transparencia a los estados financieros y combatir las tergiversaciones y el fraude en los mercados de valores.
En 1935, la Securities and Exchange Commission emitió un informe al Congreso que señalaba los riesgos que planteaban ciertos asesores de inversión y abogaba por la regulación de los proveedores de asesoramiento. Este informe condujo a la aprobación de la Public Utility Holding Act de 1935, que otorgó a la SEC la autoridad para examinar los fondos fiduciarios de inversión.
Motivado por estos acontecimientos, el Congreso promovió la elaboración no solo de la Ley de Asesores de Inversión sino también de la Investment Company Act de 1940. Esta última se centró en definir las responsabilidades y requisitos de las sociedades de inversión que ofrecen productos negociados públicamente, incluidos los fondos mutuos abiertos, los fondos mutuos cerrados y los unit investment trusts.
Asesores financieros: deber fiduciario e intereses del cliente
Bajo la Ley de Asesores de Inversión de 1940, los asesores están sujetos a un estándar fiduciario y pueden ser regulados por la SEC o por reguladores estatales de valores, según la escala y el alcance de su actividad. La ley establece una definición clara del deber fiduciario, que abarca el deber de lealtad y de diligencia. Esto significa que los asesores deben priorizar los intereses de sus clientes por encima de los propios. Se les prohíbe incurrir en prácticas como el front-running, en que compran valores para sí mismos antes que para sus clientes, así como el churning, que implica realizar operaciones para obtener comisiones más altas.
Para asegurar la precisión y la integridad, se exige que los consultores basen sus recomendaciones de inversión en información fiable mediante un análisis exhaustivo. Además, deben ejecutar las operaciones bajo un "best execution" estándar, buscando un equilibrio entre bajo costo y eficacia en la ejecución. Para mantener las responsabilidades fiduciarias, los asesores deben evitar conflictos de interés y revelar cualquier conflicto potencial a sus clientes, priorizando siempre los intereses de estos por encima de todo.
Criterios para ser asesor: según la Ley de Asesores de Inversión
Para determinar quién califica como asesor, la Ley de Asesores de Inversión utiliza tres criterios: el tipo de asesoramiento ofrecido, el método de compensación y si el asesoramiento de inversión constituye la función profesional principal que genera la mayor parte de los ingresos. Además, las personas que se presenten como asesores de inversión en publicidad u otros medios pueden encajar en esta definición.
De acuerdo con la ley, quienes brindan consejos o recomendaciones exclusivamente sobre valores se consideran asesores, mientras que quienes dan asesoramiento de manera incidental a su negocio principal pueden no calificar. Por ello, algunos planificadores financieros y contables pueden ser considerados asesores, mientras que otros no.
Normalmente, los asesores que gestionan activos por un valor de al menos $100 millones o que asesoran a una sociedad de inversión registrada deben inscribirse ante la SEC conforme a esta ley.
Registro de asesores: impacto de la Ley Dodd-Frank
El proceso de registro para asesores financieros depende del valor de los activos que gestionan y de si asesoran a clientes corporativos o particulares. Antes de las reformas de 2010, los asesores con al menos $25 millones en activos bajo gestión o que asesoraban a sociedades de inversión se registraban ante la SEC, mientras que quienes gestionaban cantidades menores lo hacían ante las autoridades estatales.
La Ley Dodd-Frank de reforma financiera y protección del consumidor de 2010 revisó estos umbrales. Muchos asesores que gestionaban menos dinero del requerido por las nuevas normas federales pudieron registrarse ante reguladores estatales en lugar de la SEC. Sin embargo, Dodd-Frank introdujo requisitos de registro para los asesores de fondos privados, como hedge funds y fondos de capital privado. Antes, estos asesores estaban exentos de registro pese a manejar cantidades significativas de capital de inversores.
Conclusión
La Ley de Asesores de Inversión de 1940 desempeña un papel fundamental en la regulación de los asesores financieros con deber fiduciario hacia sus clientes. Exige transparencia, asesoramiento preciso y registro según el valor de los activos y el alcance de la clientela. Originaria de las secuelas del colapso bursátil de 1929, la ley ha evolucionado para garantizar profesionalismo y el bienestar del cliente. La Ley Dodd-Frank introdujo reformas adicionales, modificando los requisitos de registro e incluyendo a los asesores de fondos privados. En conjunto, estas regulaciones han reforzado la integridad de los asesores financieros, fomentando la confianza y una orientación financiera sólida.