Resumen de la crisis financiera 2007–2008
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Resumen de la crisis financiera 2007–2008

Ellie Montgomery · 19 de septiembre de 2025 · 12min ·

La crisis financiera de 2007-2008 se desarrolló de forma paulatina. Todo comenzó a principios de 2006 cuando los precios de la vivienda empezaron a caer. A comienzos de 2007, los prestamistas subprime ya habían empezado a declararse en bancarrota. En junio de ese año, dos grandes fondos de cobertura fracasaron debido a sus inversiones en préstamos subprime. Como resultado, se desató el pánico y el sistema global de crédito se congeló en agosto de 2007, causado por las pérdidas derivadas de inversiones en préstamos subprime. La crisis alcanzó su punto máximo en septiembre de 2008 cuando Lehman Brothers (el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos en ese momento) colapsó. Esto dejó a las entidades financieras con billones de dólares en inversiones hipotecarias subprime prácticamente sin valor una vez que estalló la burbuja.

Conceptos básicos

En el período previo al verano de 2007, los mercados financieros internacionales comenzaron a mostrar señales ominosas, indicando que una cuenta de cuentas largamente esperada estaba en el horizonte tras años de dependencia excesiva del crédito barato. Esta premonición se confirmó con varios sucesos preocupantes: la caída de dos fondos de cobertura de Bear Stearns, el aviso de BNP Paribas a los inversores sobre posibles límites de retirada en tres de sus fondos y la inminente solicitud de ayuda financiera de emergencia por parte del banco británico Northern Rock al Banco de Inglaterra.

Sin embargo, a pesar de estas advertencias, fueron pocos los inversores que previeron la catástrofe que finalmente se materializó como la crisis financiera más grave en casi ochenta años. Esta calamidad, ya inscrita en la historia, sacudió los cimientos del sistema financiero global, paralizando incluso a las más poderosas instituciones de Wall Street e iniciando lo que luego se conocería como la Gran Recesión. Este colapso financiero y económico provocó un alto costo en la vida de innumerables personas, privándolas de sus medios de subsistencia, ahorros, viviendas o, en algunos casos, de los tres.

Sembrando las raíces de la crisis

Los orígenes de la crisis financiera se remontan a una era marcada por tasas de interés históricamente bajas y estándares de préstamo laxos, que impulsaron un auge de los precios de la vivienda en Estados Unidos y en el mundo. Esta historia empezó con intenciones loables. En respuesta al estallido de la burbuja puntocom, una serie de escándalos contables corporativos y los trágicos eventos del 11 de septiembre, la Reserva Federal emprendió una política expansiva. En mayo de 2000 iniciaron una reducción de la tasa de fondos federales, llevándola de 6.5% a apenas 1% en junio de 2003. Su objetivo era reactivar la economía asegurando la disponibilidad de capital para empresas y consumidores en condiciones muy favorables.

En consecuencia, esta iniciativa desencadenó una trayectoria al alza en los valores inmobiliarios, ya que los prestatarios se aprovecharon de la tentadora posibilidad de obtener hipotecas a tasas de interés extraordinariamente bajas. Sorprendentemente, incluso quienes tenían historiales crediticios desfavorables, los prestatarios subprime, pudieron alcanzar el sueño de ser propietarios.

Las entidades financieras, a su vez, aprovecharon la oportunidad para transferir estos préstamos a los gigantes de Wall Street, que los empaquetaron en instrumentos financieros aparentemente de bajo riesgo, como valores respaldados por hipotecas y obligaciones de deuda colateralizada (CDOs). Como resultado, surgió un dinámico mercado secundario para la creación y distribución de préstamos subprime.

Para avivar aún más el apetito por el riesgo en el sector bancario, la Securities and Exchange Commission (SEC) introdujo un cambio significativo en octubre de 2004 al relajar los requisitos de capital neto para cinco colosos de la banca de inversión: Goldman Sachs (NYSE: GS), Merrill Lynch (NYSE: MER), Lehman Brothers, Bear Stearns y Morgan Stanley (NYSE: MS). Esta modificación regulatoria les permitió ampliar sus inversiones iniciales hasta 30 o incluso 40 veces.

Primeras señales de turbulencia

Inevitablemente, la trayectoria de las tasas de interés cambió al alza mientras se alcanzaba el punto de saturación en la propiedad de vivienda. La Reserva Federal inició una secuencia de alzas de tipos en junio de 2004, culminando con la tasa de fondos federales en 5.25% en agosto de 2007, donde permaneció durante dos años. Aparecieron entonces los primeros augurios de problemas. En 2004, la propiedad de vivienda en EE. UU. había alcanzado su cota máxima, llegando al 69.2%. Sin embargo, a comienzos de 2006 los precios de la vivienda comenzaron a descender.

Este fenómeno causó graves dificultades a muchos estadounidenses. Los valores tasados de sus hogares cayeron por debajo de los precios de compra, impidiéndoles vender sin endeudarse con sus prestamistas. Los titulares de hipotecas a tasa ajustable se vieron afectados por el aumento de los costes, incluso cuando el valor de sus viviendas disminuía. El colectivo más vulnerable, los prestatarios subprime, quedó atrapado con hipotecas que nunca pudieron pagar desde el principio.

Según el servicio de noticias Reuters, el gigante hipotecario subprime New Century Financial concedió préstamos por casi 60.000 millones de dólares en 2006. Sin embargo, en 2007 la empresa se acogió a la protección por bancarrota.

A medida que avanzó el año, un prestamista subprime tras otro sucumbieron a la turbulencia financiera. Febrero y marzo presenciaron la desaparición de más de 25 prestamistas subprime. En abril, New Century Financial, especialista en créditos subprime, declaró la bancarrota y redujo su plantilla a la mitad.

En junio, Bear Stearns impuso restricciones a los reembolsos de dos de sus fondos de cobertura, lo que llevó a Merrill Lynch a incautar 800 millones de dólares en activos de esos fondos. No obstante, estos episodios palidecieron frente a los sucesos tumultuosos que seguirían en los meses venideros.

Agosto de 2007: el inicio de una reacción en cadena financiera

En agosto de 2007 se hizo evidente una realidad contundente: los mercados financieros no podían resolver la crisis subprime por sí solos, y sus repercusiones se sintieron más allá de las fronteras de EE. UU. El vital mercado interbancario, responsable de la fluidez del capital global, se paralizó por completo, alimentado principalmente por la incertidumbre. Northern Rock se vio obligado a solicitar financiación de emergencia al Banco de Inglaterra, enfrentando una crisis de liquidez. En octubre de 2007, el coloso bancario suizo UBS anunció pérdidas enormes, convirtiéndose en el primer banco en reportar pérdidas por 3.4 mil millones de dólares vinculadas a inversiones subprime.

En los meses siguientes, la Reserva Federal y otros bancos centrales emprendieron esfuerzos coordinados para inyectar miles de millones de dólares en los paralizados mercados crediticios globales, que estaban congelados por la caída de los valores de los activos. Simultáneamente, las instituciones financieras se enfrentaron a la difícil tarea de valorar los billones de dólares en valores respaldados por hipotecas que se habían vuelto tóxicos y permanecían en sus balances.

Marzo de 2008: la caída de Bear Stearns

Al llegar el invierno de 2008, la economía estadounidense se vio inmersa en una profunda recesión. Al mismo tiempo, los problemas de liquidez de las instituciones financieras provocaron una caída mundial en los mercados bursátiles de magnitud sin precedentes, comparable a la reacción tras los atentados del 11 de septiembre. En enero de 2008, la Reserva Federal tomó una medida excepcional al recortar su tasa de referencia en 0.75 puntos porcentuales, intentando mitigar la aceleración de la recesión.

No obstante, las malas noticias persistieron desde distintos frentes. En febrero, el gobierno británico se vio obligado a nacionalizar Northern Rock ante su crisis financiera. Luego, en marzo, el venerable banco de inversión Bear Stearns, pilar de Wall Street desde 1923, cayó en insolvencia y fue adquirido por JPMorgan Chase por una fracción de su valor previo.

Septiembre de 2008: el dramático colapso de Lehman Brothers

Durante el verano de 2008, la agitación se extendió por el sector financiero. IndyMac Bank quebró, situándose entre las mayores quiebras bancarias de Estados Unidos, según la FDIC. Además, los dos mayores prestamistas hipotecarios del país, Fannie Mae y Freddie Mac, quedaron bajo control del gobierno estadounidense.

Sin embargo, el momento definitorio llegó en septiembre, cuando la venerable institución de Wall Street Lehman Brothers se declaró insolvente, registrando la mayor quiebra en la historia de EE. UU. Este suceso simbolizó las profundas consecuencias de la crisis financiera global.

Simultáneamente, ese mismo mes, los mercados financieros sufrieron una fuerte caída, y los principales índices estadounidenses registraron algunas de las peores pérdidas de su historia. La Reserva Federal, el Departamento del Tesoro, la Casa Blanca y el Congreso lucharon por elaborar un plan integral para detener la hemorragia y restaurar la confianza en la economía.

El panorama posterior a la crisis

En octubre de 2008 se aprobó el paquete de rescate de Wall Street, que incluyó un conjunto integral de medidas. Esto abarcó una compra gubernamental significativa de activos "tóxicos", una importante inversión en acciones bancarias y ayuda financiera crucial para Fannie Mae y Freddie Mac.

El gobierno desembolsó fondos a través del Troubled Asset Relief Program (TARP), recuperando finalmente 442.6 mil millones de dólares tras la venta rentable de activos adquiridos durante la crisis. Aunque la indignación pública por las aparentes recompensas a banqueros fue generalizada, cabe señalar que el gobierno recuperó íntegramente su inversión en los bancos, incluidos los intereses.

La aprobación del paquete de rescate desempeñó un papel clave en la estabilización de los mercados bursátiles, que tocaron fondo en marzo de 2009 para luego iniciar el mercado alcista más prolongado de su historia. Sin embargo, las secuelas de la crisis fueron profundas, causando daños económicos severos y sufrimiento generalizado. El desempleo se disparó hasta el 10% y aproximadamente 3.8 millones de estadounidenses perdieron sus hogares por ejecuciones hipotecarias.

La Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor de 2010 surgió como el esfuerzo más ambicioso y controvertido para evitar la repetición de una catástrofe similar. En el ámbito financiero, la ley limitó algunas prácticas más arriesgadas de los grandes bancos, reforzó la supervisión gubernamental de sus operaciones y exigió mayores reservas de efectivo. Al mismo tiempo, buscó mitigar las prácticas de préstamo depredadoras. Para 2018, algunas disposiciones de la ley fueron suavizadas por la Administración Trump, aunque los intentos de desmantelarla por completo en el Senado fracasaron.

Si bien estas regulaciones pretendían prevenir una reiteración de la crisis de 2007-2008, es importante reconocer que futuras crisis financieras siguen siendo posibles, dado que las burbujas han surgido periódicamente desde la burbuja de los tulipanes en los Países Bajos en la década de 1630. Es crucial subrayar que la crisis financiera de 2007-2008 fue un fenómeno global que se extendió más allá de las fronteras de EE. UU. La economía próspera de Irlanda se desplomó, Grecia afrontó impagos internacionales de deuda, y Portugal y España sufrieron niveles extremadamente altos de desempleo. La experiencia de cada país estuvo marcada por desafíos únicos e intrincados.

Evaluando la responsabilidad de la Gran Recesión

El origen de la Gran Recesión ha sido objeto de escrutinio por parte de numerosos economistas, muchos de los cuales atribuyen buena parte de la culpa a políticas de concesión hipotecaria permisivas que permitieron a los consumidores pedir prestado más allá de sus posibilidades. Sin embargo, la responsabilidad va más allá de este único aspecto e incluye a diversos agentes, entre ellos:

  1. Prestamistas depredadores que promovieron la propiedad de vivienda a personas sin medios reales para devolver las hipotecas que se les concedieron.
  2. Expertos en inversión que compraron estas hipotecas problemáticas y las agruparon en paquetes para su posterior venta a inversores.
  3. Agencias regulatorias que otorgaron calificaciones de primera categoría a estos paquetes hipotecarios, transmitiendo falsa sensación de seguridad.
  4. Inversores que no verificaron las calificaciones o que deliberadamente vendieron estos paquetes a otros inversores antes de su colapso inevitable.

¿Qué son los valores respaldados por hipotecas?

Un valor respaldado por hipotecas (MBS) se asemeja a un bono, compuesto por una colección de préstamos hipotecarios consolidados y vendidos por los bancos prestamistas a inversores de Wall Street. El objetivo fundamental es obtener beneficios a partir de los pagos de interés de los titulares de las hipotecas.

Durante principios de los años 2000, los originadores de préstamos alentaron activamente a innumerables personas a sobreendeudarse para comprar viviendas que superaban sus posibilidades económicas. Posteriormente, estos préstamos se agruparon y se vendieron a inversores como valores respaldados por hipotecas.

Inevitablemente, esos propietarios que se habían excedido en su capacidad de pago entraron en mora. Esto, junto con la caída de los precios de la vivienda, llevó a millones a abandonar hipotecas que superaban el valor de sus casas.

Beneficiarios de la crisis financiera de 2008

La crisis financiera de 2008 vio a varios inversores astutos capitalizar el caos, a menudo rescatando oportunidades del naufragio.

  1. Warren Buffett dirigió miles de millones hacia diversas compañías, incluidas Goldman Sachs y General Electric, por razones patrióticas y orientadas al beneficio.
  2. El gestor de fondos de cobertura John Paulson amasó una fortuna al tomar posiciones bajistas contra el mercado inmobiliario estadounidense durante la formación de la burbuja y beneficiarse de su desplome.
  3. El inversor Carl Icahn demostró su habilidad para cronometrar el mercado vendiendo y adquiriendo propiedades de casinos antes, durante y después de la crisis.

Conclusión

Las burbujas financieras son un fenómeno habitual en el mundo de las finanzas. El valor de las acciones y de diversas materias primas puede inflarse artificialmente por encima de su valor intrínseco. Normalmente, tales burbujas generan pérdidas para un grupo de inversores demasiado optimistas. Sin embargo, la crisis financiera de 2007-2008 fue una burbuja singular y devastadora. Alcanzó tal magnitud que, al estallar, causó daños profundos a economías enteras y afectó a millones de personas, incluidos quienes no participaron en la especulación con valores respaldados por hipotecas.

2008 Financial Crisis
Lehman Brothers
Great Recession