Seleccionar el ETF S&P 500 adecuado
Los ETFs del S&P 500 son fondos cotizados que replican de forma pasiva el influyente índice estadounidense de gran capitalización. Tres de los ETFs más populares que siguen al S&P 500 son ofrecidos por State Street (SPDR), Vanguard (VOO) e iShares (IVV). En comparación con la media del sector, los ETFs indexados suelen tener ratios de gastos más bajos. Sin embargo, los ETFs que siguen el mismo índice pueden tener costes diferentes y variar en su estrategia de reinversión o en el pago de dividendos.
Conceptos básicos
El índice S&P 500 sirve como un indicador integral del panorama económico de EE. UU., evaluando la capitalización de mercado de las 500 empresas más importantes del país. Pionero en el ámbito de los fondos cotizados, el primer ETF, conocido como Standard & Poor's Depositary Receipt (SPDR o "spider"), surgió en 1993 gracias a State Street Global Advisors, tomando el S&P 500 como referencia.
Habiendo resistido la prueba del tiempo, SPDR (SPY) es el ETF más antiguo y se encuentra entre los mayores por cualquier métrica. A finales de agosto de 2023, SPY contaba con unos impresionantes 400.000 millones de dólares en activos gestionados. Más allá de SPY, la gama de ETFs de State Street se extiende a una familia diversa de fondos SPDR, cada uno orientado a regiones geográficas o sectores de mercado concretos. En el dinámico escenario del capital inversor, SPY compite intensamente por nuevas entradas de inversión.
¿Cómo funciona un ETF del S&P 500?
En el complejo funcionamiento de un ETF del S&P 500 hay un proceso meticuloso. Actuando como referencia para estos ETFs, el índice S&P 500 guía a la institución financiera que gestiona el ETF para adquirir acciones de cada empresa incluida en el índice. Esta adquisición refleja el ponderado del índice, enlazando el capital del inversor con el destino del S&P 500.
No obstante, el proceso es matizado. El gestor del ETF afronta el reto de ajustar la cartera anualmente, negociando una docena aproximada de acciones. Los cambios surgen por diversos factores, incluidas adquisiciones corporativas o el incumplimiento de los estrictos criterios del S&P 500 que provocan la exclusión de una acción. En respuesta, el patrocinador del ETF vende el componente saliente del índice, bien mediante venta o mediante la exclusión de las posiciones del índice. El vacío se cubre con la nueva inclusión en el S&P 500, seleccionada cuidadosamente para mantener la fidelidad del ETF al índice. El resultado es un ETF que refleja con precisión los movimientos del S&P 500.
Principales actores en ETFs del S&P 500
El primer ETF del S&P 500 de State Street marcó el comienzo, pero no fue el único en replicar el índice S&P 500. El ETF S&P 500 de Vanguard (VOO), lanzado en 2010, administra más de 304.000 millones de dólares en activos, mientras que el iShares Core S&P 500 ETF de BlackRock (IVV) gestiona unos 343.000 millones a finales de agosto de 2023. Estas tres entidades dominan el ámbito de los fondos indexados del S&P 500.
Las importantes inversiones en el S&P 500 se justifican por las ventajas inherentes a los ETFs, que ofrecen una vía económica para obtener exposición diversificada a numerosas acciones. El índice S&P 500, actuando como referencia, facilita una diversificación instantánea entre distintas industrias y las empresas más grandes de cada sector. A pesar de la aparente paridad entre los ETFs del S&P, la prudencia financiera influye en la acumulación de patrimonio, destacando la métrica crucial del ratio de gastos.
Navegando los ratios de gastos en ETFs del S&P 500
En las inversiones, el beneficio surge de los rendimientos menos los gastos, un principio que guía la popularidad de los ETFs debido a sus tarifas relativamente modestas. Sin embargo, existen matices en los ratios de gastos entre estos fondos. State Street aplica un ratio de gastos del 0,0945% a SPY, por encima del 0,03% que presentan Vanguard (VOO) y BlackRock (IVV).
Si bien el atractivo de un ETF del S&P 500 para diversificar es evidente, la decisión no es tan simple. Las acciones de SPDR se negocian con mucha más intensidad que las contrapartes de Vanguard o iShares, ofreciendo ventajas de liquidez. Aun así, incluso los ETFs del S&P 500 con menor volumen negocian cerca de un millón de acciones diarias, requiriendo poca paciencia.
A pesar de la variación en los ratios de gastos, incluso 0,0945% es notablemente bajo, especialmente en comparación con fondos mutuos que presentan ratios 20 veces mayores. No obstante, estos fondos implican gestión activa, diferenciándose de la pasividad inherente a la compra directa de acciones del índice de referencia.
Variaciones en las estructuras de los ETFs del S&P 500
La estructura del SPDR de State Street, del ETF S&P 500 de Vanguard y del iShares Core S&P 500 de BlackRock introduce una distinción sutil. SPDR opera como un unit investment trust limitado por un marco legal antiguo. State Street mantiene todas las acciones compradas internamente, una característica única que no comparten Vanguard y BlackRock, que pueden prestar sus acciones a terceros y obtener ingresos por ello.
La distribución de dividendos en los ETFs del S&P 500 sigue distintas vías. SPDR acumula dividendos en efectivo para su posterior reparto. Por el contrario, el iShares Core S&P 500 de BlackRock distribuye dividendos basándose en un porcentaje determinado por una fórmula. Vanguard ofrece flexibilidad, permitiendo a los inversores optar por el reparto de dividendos o su reinversión en sus vehículos gestionados de muy bajo riesgo.
Factores clave al elegir un ETF del índice S&P 500
En la búsqueda del ETF del S&P 500 ideal, diversos factores merecen atención. La liquidez, pese a la liquidez inherente de los ETFs del S&P 500, muestra matices en el volumen de negociación diario y en los diferenciales bid-ask entre opciones. Además, evaluar el tracking error de un ETF resulta crucial. Dado el vasto conjunto de más de 500 acciones del S&P 500, algunos ETFs pueden optar por un enfoque selectivo, concentrándose en acciones clave o con mayor ponderación. Esto puede provocar una ligera variación en la rentabilidad respecto al índice de referencia, afectando los rendimientos por dividendos.
Más allá, la fecha de lanzamiento de un ETF merece consideración, proporcionando información sobre su longevidad. Aunque un ETF más reciente no indica inferencia per se, sí implica un historial más corto, limitando los datos históricos para evaluar su rendimiento.
Principales opciones de ETFs del S&P 500 para invertir
Existe una amplia gama de ETFs del S&P 500 disponibles además de los destacados aquí. Entre las opciones notables se incluyen:
- SPY: el SPDR S&P 500 ETF de State Street, el ETF pionero, conserva su posición como uno de los ETFs del S&P más líquidos, especialmente apreciado por los operadores de opciones. Tiene un ratio de gastos del 0,0945%.
- VOO: el ETF S&P 500 de Vanguard, conocido por su bajo ratio de gastos del 0,03%, se alinea con el compromiso de Vanguard con la rentabilidad de costes en ofertas indexadas pasivas.
- IVV: la contraparte de iShares al ETF de Vanguard, el S&P 500 ETF, refleja a su competidor con un ratio de gastos del 0,03%, potencialmente adecuado para cosechar pérdidas fiscales.
- SPLG: State Street responde a las estructuras de tarifas competitivas con el SPDR Portfolio S&P 500 ETF (SPLG), que presume de un ratio de gastos del 0,02%.
- SPUU y SPXL: Direxion gestiona ETFs apalancados del S&P 500. SPUU (apalancamiento 2x) y SPXL (apalancamiento 3x) esperan movimientos alcistas del índice, amplificando rendimientos o pérdidas en un 200% o 300%, respectivamente. Estos implican riesgos únicos y se recomiendan para posiciones intradía.
- SPDN y SPXS: Direxion también ofrece ETFs apalancados 2x (SPDN) y 3x (SPXS) con orientación bajista, anticipando descensos del S&P 500. Las ganancias o pérdidas reflejan dos o tres veces el rendimiento del índice en sentido contrario, adecuados para uso intradía debido a los riesgos inherentes.
Conclusión
Si no te interesa intentar batir al mercado y no quieres invertir el esfuerzo necesario para lograrlo, invertir en un fondo indexado del S&P 500 puede ser una gran opción. Con paciencia, puedes seguir muy de cerca el rendimiento del mercado.
Una de las mejores ventajas de invertir en un fondo del S&P 500 es que las gestoras ya han hecho el trabajo duro de comprar las cantidades adecuadas de cada una de las 500 empresas que componen el índice. Las han agrupado en una sola unidad, disponible para comprar en fracciones pequeñas que cualquiera puede permitirse. Teniendo en cuenta el bajo ratio de gastos, es una oferta muy atractiva.